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lunes, 26 de marzo de 2012

Ebook critica libro electrónico descarga gratis epub pdf El asesino hipocondríaco´ de Juan Jacinto Muñoz Rengel click here download Descargar aqui libro doc

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El señor Y., asesino profesional a sueldo, recibe el encargo de acabar con la vida del escurridizo señor Blaisten. Pero para tener éxito en su misión, deberá vencer dos obstáculos importantes: su galopante hipocondría y su obsesión por los grandes escritores (hipocondríacos) de la literatura.
El señor Y. debe cumplir su último encargo como asesino profesional, pero para conseguirlo tendrá que superar un grave obstáculo: no le queda más que un día de vida. En realidad, el enigmático asesino a sueldo que responde a las iniciales M.Y. lleva años muriéndose, desde el mismo momento en que vino a este mundo. Le persiguen tantas enfermedades que cualquiera podría considerarlo un milagro médico. Ahora, por encargo de un cliente misterioso que se mantiene en la sombra, debe matar al escurridizo Eduardo Blaisten antes de que le asalte una apoplejía terminal o una úlcera gangrenosa o un empeoramiento de su Síndrome de Espasmo Profesional. Su incomprensible mala suerte irá frustrando uno tras otro todos sus intentos de homicidio, y estableciendo una mágica conexión entre sus propias penalidades y los grandes males físicos, psicológicos e imaginarios, que torturaron a Poe, Proust, Voltaire, Tolstói, Molière, Kant y al resto de los hipocondríacos ilustres de la historia de la literatura y el pensamiento. Una inteligente y divertidísima novela que aúna intriga, obsesión, asesinato y amor incondicional por la literatura.
TítuloEl asesino hipocondríaco
Autor (es)Juan Jacinto Muñoz Rengel
Precio sin IVA16,25 €
Precio con IVA16,90 €
SelloPLAZA & JANÉS
Fecha publicación01/2012
Formato, páginasTAPA BLANDA CON SOLAPA, 224
Medidas150 X 230 mm
ISBN9788401352256
EAN9788401352256
IdiomaEspañol
TemáticaNovela
ColecciónEXITOS
Rango edadADULTOS





critica 
«Una novela originalísima, desternillante e inquietante, con el
acierto mayor de un personaje inolvidable: ese protagonista
hipocondríaco que parece más grande que la propia vida».

ROSA MONTERO

—§—

«El humor y el intento de asesinato conforman una rara mezcla que explota narrativamente en la divertida novela de Juan Jacinto Muñoz Rengel».

PÁGINA 2, TVE


«Estructura vertiginosa y atmósfera de delirio, en un texto brillante, irónico, divertido, que compone un magnífico juego metaliterario».

JOSÉ MARÍA MERINO

—§—

«Una novela genial, deliciosa, divertida, desopilante, chocarrera y más que probablemente patológica. Hace años que no leía una novela tan descacharrante como El asesino hipocondríaco».

Fernando Iwasaki, ABC
—§—

«Una notabilísima comedia».

QUÉ LEER

—§—

«A medio camino entre la novela negra y la de humor, Juan Jacinto Muñoz Rengel consigue posiblemente lo más difícil, apuntarse a un género literario inclasificable».

EL COMERCIO
—§—

«El asesino hipocondríacoesconde, bajo la apariencia de un simple novela policíaca, una auténtica lección de filosofía».

EL MUNDO

—§—

«Digámoslo de una vez: El asesino hipocondríaco es una de las novelas más originales, frescas, divertidas y exigentes de los últimos años. Una verdadera llamada de atención al adormecido paisaje de la literatura española contemporánea».

MÁLAGA HOY
Extracto:
Soy un asesino profesional estrábico.
El estrabismo, en principio, no facilita nada mi trabajo. A cualquier profesional, el hecho de ver doble le reduciría a la mitad el número de aciertos en el blanco con un arma arrojadiza o un arma de fuego de corto alcance. A mí, con mi incansable mala fortuna, cuando la desviación ocular me obligó a elegir entre dos objetivos idénticos, el porcentaje de aciertos me descendió al cuarenta o al treinta por ciento de los casos.
Es frustrante ver cómo el cuchillo, que con tanto esmero has deslizado hasta tu mano y que lanzas de una forma tan precisa, en un movimiento a la vez silencioso y casi bello, se estrella contra una pared vacía, mientras tu objetivo se desvanece como un espectro, acompañado por todo el estrépito hueco del metal bailando sobre el suelo. Y más embarazoso aún es cuando el otro objetivo, el de carne y hueso, se gira entonces hacia ti y fija en tus ojos desviados una mirada de desconcierto, o de miedo, o de sumisión, o incluso de indignación cívica.
Cualquier otro profesional habría cambiado su modus ope-randi hacia las armas de largo alcance, porque con las miras telescópicas puedes cerrar uno de los ojos sin que eso afecte a la percepción de profundidad. Pero a mí las armas de largo alcance me producen esguinces y luxaciones con rotura ligamentosa trapezoidea, conoidea, acromio-clavicular inferior y superior.
Así que, si vuelvo a ver otro amanecer, y todo apunta a que así será, porque son las 7.47 y ya me parece distinguir cierta claridad amoratada en los perfiles de los tejados y en los de las torres de la iglesia de San Sebastián Mártir; aunque yo no me encuentro nada bien, me noto destemplado, y siento cierta pesadumbre en el pecho, y cuando toso o escupo arrojo unas flemas viscosas, teñidas de sangre, como mermelada de grosellas; si vuelvo a ver otro amanecer, decía, y vuelvo a contar con otro día completo para cumplir con mi compromiso de matar a Eduardo Blaisten, tendré que optar por un arma de mano, para evitar víctimas accidentales o ponerlo sobre aviso, tendré que optar por un destornillador, o un hilo de pescar, o una punta de paraguas, o algún tipo de veneno, pero nunca por una aguja de tejer, o unas tijeras de costura, ni nada que se tenga que comprar en una mercería.
 

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